jueves, 23 de mayo de 2013

Un planeta empobrecido grita...





Bendita lluvia que con su llegada no solo trae vida sino que revuelve los sentimientos.
Permite la apertura de la mente, fluyen los pensamientos y el análisis.
Invita a meterte en el caparazón como la tortuga, buscar resguardo y protección.
Bendita lluvia que sensibiliza al hombre, invita a la compañía, al compartir y al dialogo.


Mirar desde la ventana los árboles y la grama humedecida por la lluvia,

percibir el olor a tierra recién salpicada por cada gota que cae desde lo alto,
conectarte con la naturaleza y sentirla hermana, madre. Fundirte en su esencia, 
entender que para el humano es vida, te lleva al éxtasis pero también al dolor, 
surgen pensamientos que te alarman y entras en panico.


En mis pensamientos aflora el amor y el respeto por lo que me da vida, 

por lo que fue creado para mi disfrute, para mi sobre vivencia.
Casi al unísono llega la tristeza y la frustración de ver como el hombre
 irrespeta, daña, destruye y extermina en su afán de jugar a ser Dios.


En mi mente, recito como un poema el código del acampador, 

el cual hice mio desde la primera vez que cayo en mis manos.  
Me parece lógico, justo y elemental, el convencimiento y la necesidad 
de que cada ser humano quiera y sienta la obligación de respetar su entorno, 
proteger lo que como regalo ha recibido y como buen custodio 
pasarlo a otros igual o mejor que como lo encontró.


Que pena que algunos seres humanos por ignorancia o por soberbia

viven construyendo Torres de Babel.
En ese juego peligroso de querer retar a Dios, 
corrompen lo que nos fue dado por amor.


De aquel planeta rico y hermoso, con todo lo esencial para vivir, 

poco a poco solo despojos van quedando, se va desintegrando. 
La madre naturaleza nos va dando avisos de su dolor, 
reclama atención y acción ante tanta corrupción.


No queda de otra, debemos hacer una revolución, 

tomar las armas de la conciencia, del deber, del respeto y la moral.  
Los seres humanos consientes de su deber deben reclamar 
y exigir un alto a todo lo que daña, corrompe y contamina.  
Un planeta empobrecido grita....


Tiemblo al pensar que mundo van a heredar los que están por llegar 

como van a vivir, de que se van a alimentar.  
Confío en que los que quieren endiosarse con sus acciones, son minoría 
y el resto como eslabones de una cadena, unidos en una sola conciencia
los vamos a detener en ese afán. 

Me llena de ilusión que con nuestra acción  de frenar a los que se creen Dios, 
los que lleguen puedan disfrutar de la lluvia, del río, del mar.......


23/mayo/2013




No hay comentarios:

Publicar un comentario