sábado, 28 de diciembre de 2013

Siempre mirar las ganancia que nos da el camino





Siempre he tratado de ser correcta en mi lenguaje y no utilizar palabras que para otras personas puedan resultar chocantes. Pero a veces hay que darse permiso para decir lo que se siente, se piensa y brota a borbotones como una catarsis y un desahogo a la frustración. 


Todo este discurso previo es solo el anticipo para decir que la mente es una "jodienda". 

Escenario, autopista Las Americas, un domingo, poco mas de las 8:15 de la noche. Brisa fresca, demasiado fresca para mi gusto. La situación del momento me llevo a recordar mis graduaciones y cuales son los requisitos que hay que lograr previo a la graduacion. Recordé por ejemplo mi graduación de sexto grado, misis Bonilla se quedo con los chavos que habíamos reunido para la ceremonia porque alego que un niño le había dañado el auto. Decidió que con ese dinero ella iba a arreglar el carro y nos quedamos sin ceremonia de graduación pese haber cumplido con todos los requisitos y ser merecedores de ese acto. Luego llego la graduación de noveno grado. Recuerdo con agrado que me dieron un trofeo por haber tenido asistencia perfecta durante toda la escuela intermedia, siempre fui compulsiva con mi asistencia a la escuela. Lo mejor de todo, dicho trofeo me lo entregó, la señora Elvira Vicente, una ancianita, que sí había sido excelente profesora. Misis Vicente, quien mereció por sus ejecutorias que nuestra escuela llevara su nombre desde antes de morir, estaba allí para honrar nuestros logros. En nada se parecía a misis Bonilla. Jamás podre olvidar mi graduación de bachillerato, aprendí en la Católica lo que era servir, complete todos los requisitos para convertirme en "trabajadora del servicio". Todavía recuerdo el trajecito blanco con pasa cintas azul que me cosió Juanita, la costurera del barrio. Era lo que yo llamo un traje romántico, perfecto para recibir el diploma que me autorizaba a ejercer la profesión de trabajo social. Esa graduación marco un momento trascendental de cambio, de dejar atrás, de romper con cosas y comenzar otras. Llegue a Rio Piedras, recuerdo esa primera vez, la jibarita de Yauco, entrando por la Avenida Universidad en un carro publico y de frente dándome la bienvenida, la Torre, momento imborrable en mi memoria. Durante ese periodo de estudios, afine mi conocimiento en el servicio. Llego la graduación, de nuevo un diploma diciendo que había cumplido con los requisitos del grado. Con esto la toma de decisiones, Rio Piedras o Yauco, Yauco o Rio Piedras. Escogí, a veces me pregunto si escogí bien. 

Pero el aprender, el adquirir destrezas no para, es un continuo. Esta noche me di cuenta que ya casi alcanzo mi doctorado en "Averías en la carretera". Volvemos a la escena en la autopista, con el fresco de la noche y el auto detenido sin poderlo prender, miles de personas viajando, unos a la velocidad que permite la ley y otros a la que a ellos le da la gana ir. Cada cual en su propio afán. Todos ensimismados en algo o en alguien pero ninguno con la intención de detenerse a ayudar. Vuelvo y repaso y me convenzo que seria injusto no graduarme, en los últimos años me he quedado varada en por lo menos 250 veces, en ocasiones como la de hoy, en mas de una vez en un día. Ya casi no me quejo, ya no me lamento, respiro, repaso la tarea, busco alternativas y resuelvo el problema. Son momentos que cualquiera definiría como frustrantes, creanme de primera lo son, pero si estoy ganando, estoy aprendiendo (paciencia, tolerancia, agradecimiento, etc.) debo respirar y continuar. 

Hoy gane, compartí todo el dia con mis hijos, vi a mi madre y a mi tia, visite mi barrio y la finca, cogí por fin unas chinas que tenia vistas desde hace un mes, estaban deliciosas, disfrute del Festival del café, me encontré con amigos, familiares y conocidos. Hasta me tome una foto con Cheo, personaje pintoresco de mi pueblo. Me comí una deliciosas chuletas encebolladas que Nana nos hizo, nadie supera su receta. Conseguí unos documentos que necesito para resolver asuntos relacionados con la finca. Compartimos mamá y yo de lo que tenemos, ella me dio gandules secos y yo le di calabaza de mi huerto. Tome buen cafe, 100% arábigo, de Castañer, cuyo nombre curioso en Yulin. Tuve la oportunidad de agradecerle a un buen Yaucano que me asistiera en la primera avería del día. No me conocía, pero este buen compueblano también aprendió lo que es servicio. Gustavito, me abrazo y me lleno de energia. Fernando con su filosofía me dio la oportunidad para enseñarle que ante el problema la acción en búsqueda de la solución y prohibido la queja. Tuve el privilegio que dos damas policías se detuvieran y fueran solidarias con mi situación, estas también aprendieron a servir. No sabían nada de mecánica, igual que yo pero me proveyeron el numero del cuartel de la autopista en Salinas y un reten que tampoco me conocía fue clave en conseguir a Rey el gruero, a quien nunca le vi la cara pero por su voz me parece que es un gruero buena gente que a parte de ganarse el pan, ofrece su servicio con entusiasmo y amabilidad. En esta cadena de grandes cosas, también llego un matrimonio de San Isabel, para quien era una desconocida, sin embargo vieron necesidad y sirvieron. Fueron estos, los otros que me asistieron en mi segunda avería del día. Luego de secar dos lagrimas obligadas, dar las gracias y entender que una vez mas el Señor envía sus ángeles a asistirme, continuo el viaje hacia casa, convencida que merezco ese doctorado y de paso eso de quedarse varado en la autopista es una soberana "jodienda".   Redactado en marzo / 4 / 2013.

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