miércoles, 21 de agosto de 2013

Ganar, dándose............no muchos lo entienden




En un mundo de tanta mezquindad, egoísmo, individualismo, envidia y competencia desleal
encontrar un ser humano que sonríe cuando ve sonreír a otros, que se emociona al ver las manos llenas de los demás, que se da sin medida y su cara se llena de satisfacción cuando hay abundancia para repartir al que tiene menos, es un privilegio. Mas que eso es un regalo de vida.

Conocer un ser humano que sus alegrías y satisfacciones están atadas al compartir, al servicio, a la entrega de luchas para que otros, ganen, crezcan y progresen, te da esperanza, te muestra la cara de ese dador alegre que todos debemos ser.

Compartir con un ser humano cuya alma desborda alegría, cuyos ojos brillan de emoción y una sonrisa dibuja de oreja a oreja al sentir a otros como familia y que ese compartir sea prioridad a cualquier otro evento o actividad individual, nos invita a querer ser mejores y darnos de igual manera.

Sensibilizarse con el sonido del mar, con el cantar de un ave, con un árbol o una flor, con el abrazo de un anciano o con la sonrisa en la cara de un niño, así como asomar una lagrima al escuchar una canción a la patria, o apretarse el corazón ante una injusticia o cuando se ve carencia en los demás, son sentimientos que definen en gran medida la calidad de un ser humano. Si ese mismo ser humano convierte toda esa sensibilidad en energía positiva, en servicio, en modelaje, inyectando valores y siendo proactivo para que otros reciban, nos da la oportunidad de descubrir en él, con toda probabilidad a ese ser humano que Dios espera que todos seamos.

Agradezco a la vida la oportunidad que me ha dado de conocer seres humanos de este calibre.

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